Gastroescapada a Barcelona: la comida típica catalana
- MADRID ME ENAMORA
- 13 oct
- 3 Min. de lectura
Aunque sobran las excusas para hacer una visita a la ciudad condal, por su excelente oferta cultural, de ocio, naturaleza y demás, lo cierto es que planear una escapada con la gastronomía en mente es un muy buen plan. No toda la cocina catalana se concentra en Barcelona, pero esta metrópolis alberga muchos (y muy buenos restaurantes) para probar, en pocos días, una parte importante de los platos locales.
Hagamos, primero, una pequeña aproximación a lo que entendemos por cocina catalana, ya que este es un concepto un tanto vago. Por un lado, tenemos aquellos productos (y la forma de cocinarlos) que son propios de la región. Destaca la carne, como la de Girona, que nada tiene que envidiar a la de lugares como Valladolid o Galicia. La brasa es un método que está generalizado en la comunidad catalana, tanto para butifarras, conejo, chuletones, etc.
Y una importante oferta de pescado y marisco, natural por las raíces pescadoras de poblaciones de costa, con la gamba de Palamós o las anchoas de l'Escala como dos claros buques insignia de la tierra. Los guisos, las sopas y los arroces son habituales y permiten que el sabor de estas especies marinas mantengan toda su esencia y generen un amalgama de sabores muy apreciado.
Por otro lado, vamos a hablar de los platos típicos. La escudella catalana (o de pagés) es un manjar que podríamos comparar con nuestro cocido madrileño, aunque incorpora un tipo de pasta muy emblemática (los “galets”) y la carne utilizada son las butifarras negra y blanca y la “pilota” (carne picada en forma de pelota). El “suquet de peix” también mantiene ciertas similitudes con nuestra zarzuela, pero añade la patata al plato.

Las setas (concretamente, los “moixernons”) son los protagonistas, junto a la salsa, de uno de los guisos de carne más típicos: el fricandó. Así como la salsa también destaca en dos especialidades catalanas muy reconocidas: los caracoles “a la llauna” y los famosos calçots. Otro plato muy apreciado son los canelones, que no faltan en la mesa en San Esteban. La esqueixada, con su bacalao, las verduras y el aceite, además es una opción fría muy interesante.
Como ya avanzamos, no todas estas delicias culinarias (y otras tantas) tienen su origen en Barcelona. Los caracoles “a la llauna”, por ejemplo, son más propios de Lleida. El “xató”, que no habíamos mencionado, se estila mucho en la zona sur (Penedés). Y el famoso “Trinxat” (con su col, patata y panceta) siempre va acompañado de “de la Cerdanya”. Pero, claro, en la capital catalana se encuentran todas.
Así, en el barrio de la Barceloneta se pueden descubrir tapas muy diversas, como la “Bomba”, una especie de croqueta de patata y carne, con salsa picante. Esta zona también es conocida por sus arroces; aunque están más destinados a los turistas, degustarlos frente a la playa le da un toque especial a la paella. Al final de la calle Marina, cerca de donde está el popular casino que tiene máquinas como los slots machine online presentes en internet, hay varios de estos restaurantes marítimos.
Otro vecindario barcelonés conocido por sus tapas y vermuts es Sant Antoni. Allí se concentran otros establecimientos que elaboran platos habituales de la gastronomía catalana; entre los más conocidos, Can Vilaró, Can Miseries o Can Cargolet. No muy lejos, en el barrio de Sants, es factible degustar una deliciosa Escudella, además de diferentes espacios dedicados a la carne a la brasa.
Pero si el Park Güell forma parte de la ruta en la visita a la capital catalana, es interesante dejarse caer por El Tíbet; pese a su nombre, la especialidad son, precisamente, estos manjares cárnicos cocinados tradicionalmente. Y, ya de bajada, el lector puede pasarse por Can Ros o la Vermutería Lou, que también tiene platos muy típicos, aunque con formato más desenfadado (tortillas, calçots rebozados, …).
Las setas y los calçots son materias primas que precisan de seleccionar la temporada adecuada (especialmente, en el segundo caso). Cuando hay disponibilidad, los calçots se pueden degustar en algunas masías en territorio urbano o cercanas a la ciudad. Un fricandó con moixernons está presente en varios restaurantes; aunque es una alternativa interesante comprarlo hecho en algunos de los mercados, como el del Ninot y ver, de primera mano, otros productos autóctonos a la venta.
Somos conscientes de que son muchas opciones para una simple escapada de pocos días (y aún nos hemos dejado muchas cosas); pero Barcelona es un lugar para visitar en varias ocasiones. Y para descubrir su gastronomía poco a poco, sin prisa y disfrutando de cada bocado.







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